9.27.2010

Capítulo 32

Todos los jugadores se encontraban en el túnel que da hacia la cancha. Agustín estaba con los botines puestos y el conjunto que usan los suplentes.

El equipo estaba listo para salir, no había nada más que esperar, solo jugar el partido.

Con el equipo diezmado por enfermedad, todos estaban listos para aportar lo suyo. Los que jugarían el partido y los que estarían en el banco sabiendo que no podían entrar por lo mal que se sentían.
 Los jugadores que todavía se sentían mal, seguían con fuertes dolores de panza y tenían que estar encorvados para no sentir el dolor tan fuerte.

El momento de salir a la cancha había llegado. Agustín no lo podía creer. Su sueño de toda la vida por fin se iba a hacer realidad.

“…vamos muchachos, vamos que tenemos que ganar…”, fueron las últimas palabras que dio el capitán a sus jugadores.

El primero en la fila era como siempre Palermo. Lo seguían los demás. Y después de una arenga en conjunto, Palermo enfiló para la cancha.

Desde el túnel se escuchaba a todo el estadio cantar y cantar “…esta campaña volveremos a estar contigo, te alentaremos de corazón, esta es tu hinchada que te quiere ver campeón…”. Todo era una fiesta azul y oro. La fiesta estaba preparada. Ahora sí, solo quedaba jugar el partido.

Agustín entró a la cancha con los suplentes después de que entren los titulares, y cuando entró, recordó aquella vez donde pateó la primera pelota con su padre cuando era chiquito. Recordó todos los momentos más importantes con su padre, que al mirar al cielo, pensó que seguramente lo estaría viendo.

Después de acordarse de su padre, Agustín pudo caer en la cuenta de que estaba en la cancha de Boca como jugador, y esta vez no pudo contener las lágrimas de la emoción. Se sentía la persona más feliz del mundo, y de verdad lo era.

El recorrido desde la salida del túnel hacia el banco de suplentes fue lo mejor que le pasó en la vida. Cruzar la Bombonera de par en par, escuchando los gritos de la gente y sentirse jugador del club de sus amores fue algo maravilloso.

A Agustín le dieron el asiento de la derecha al fondo, justo detrás de donde estaba Bianchi y al lado de Nacho, que más que para jugar estaba para estar en cama como los demás jugadores.

River había salido antes que Boca a la cancha por lo que el partido tenía que empezar.

Estaba todo listo. El equipo formaba con Lucchetti, Cellay, Caruzo e Insaurralde, Clemente, Erbes, Battaglia y Escudero, Riquelme, Mouche y Palermo. El banco de suplentes estaba formado por García, Erbes, Chávez, Calvo, Viatri, Nacho y obviamente Agustín.

Ya era la hora de que empiece el partido. Las tribunas eran una fiesta y todas estaban pintadas de azul y oro. Pitazo del árbitro, el partido había empezado.

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