9.10.2010

Capítulo 20

Ana le indicó con el brazo hacia donde se tenían que dirigir, mientras, seguían sin hablarse.

Agustín sabía que tenía que ser él quién empiece a hablar por lo que junto fuerzas y cuando iba a preguntarle algo sobre el partido Ana lo interrumpió.

_ “Che, ¿y porque no vino tu familia?”

_ “Porque mi hermanito tiene fiebre y mi mamá se quedó cuidándolo”.

_ Ah, ¿y porque no viniste con tu otro hermano?

_ “Porque mi mamá no lo dejó venir sin ella. Porque, ¿te molesta que no hayan venido?

_ No, para nada”, respondió Ana levantando sus hombros.

Ambos estaban contentos de que estaban yendo a la cancha juntos y solos, pero ninguno sabía bien que decirle al otro y como romper el hielo.

El recorrido hacia la cancha había terminado y los dos se encontraban sentados en la platea uno al lado del otro haciéndose los distraídos cuando por fin Agustín empezó a hablar.

_ “Te quiero agradecer por cómo me trataste el otro día en la cancha” le dijo Agustín temeroso.

_ “Es mi trabajo”, respondió Ana eludiendo el significado de lo que quería decir realmente Agustín.

_ “Bueno, sí, pero decime la verdad, ¿lo de salir hacia la cancha por donde salen los jugadores también era parte de tu trabajo?”.

Ana se puso roja de los nervios y no sabía si decirle una mentira o que ella le había dado la sorpresa a Agustín porque le gustaba. Por fin se animo y le dijo la verdad.

_ “No, no era lo planeado”.

_ “¿Y porque lo hiciste entonces?" Le preguntó Agustín con nervios y ansioso por la respuesta de Ana.

Ana hizo una pausa, respiró hondo hasta que pudo decirle a Agustín que lo había hecho porque le gustaba.

Al escuchar esas palabras, Agustín no supo qué hacer y todo parecía suceder en cámara lenta, hasta que juntó las fuerzas necesarias, se acercó lentamente y los dos se besaron sin darse cuenta que el partido estaba por empezar.

Como si nada hubiera pasado, el canto de la gente de alrededor los despertó del sueño y tomados de la mano compartieron el primer partido de Boca juntos.

Todo parecía haber cambiado para ellos y los nervios se fundieron en risas y gritos puestos en el partido. Los dos vivieron el partido a su manera y para sorpresa de Agustín, Ana era la que más gritaba de los dos.

El partido se abrió recién a los quince minutos del segundo tiempo por un cabezazo de Palermo al ángulo derecho del arquero de Arsenal después de un córner ejecutado magistralmente por Riquelme.

A partir de ese momento Boca manejó la pelota hasta que terminó el partido y cuando faltaban dos  minutos  para el  final  un rebote en el área le quedó servido a Battaglia que con ayuda del arquero puso el definitivo dos a cero para Boca.

Ana había llevado una radio para escuchar el partido de River, ya que si River perdía, con un empate en la próxima fecha Boca era campeón, pero lamentablemente, el torneo se definiría en la última fecha.

Terminado el partido, Ana y Agustín se fueron de la cancha tomados de la mano como si se conocieran desde hace tiempo. Se subieron al remís que los llevaría a sus casas y cuando éste llegó a la casa de Agustín los dos se despidieron prometiéndose hablar mañana para arreglar cuando se verían de nuevo.

Una hermosa historia había nacido y todo para Agustín era como vivir un sueño.

Una semana lo separaba a Agustín del partido contra River y todas las ilusiones de los hinchas de Boca de salir una vez más campeón. Solo una semana, para cumplir el sueño.

3 comentarios:

  1. que empiece al clasicooo!

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  2. La historia está echada...
    Dos sueños paralelos.
    Agustín se sacó más que la lotería ;)

    Bid Foot

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  3. sigue muy buena

    juan

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